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Tottenham rompe su maldición de 17 años y jugará la Champions desde el 17.º lugar de la Premier
Parece un guion de película, pero es pura realidad: el Tottenham, tras una temporada más que discreta en la Premier League, levanta la Europa League y se asegura un billete para la próxima Champions League. Increíble pero cierto: el equipo que ocupa el puesto 17.º en la liga inglesa disputará el mayor torneo continental el próximo curso. Un premio que disimula (aunque no borra) una campaña de altibajos.
El protagonista del día fue Brennan Johnson, autor del único tanto del partido. Bueno, más o menos. Su remate fue más rebote que disparo, y acabó en la red gracias a una carambola tras tocar en Luke Shaw. Primer y único tiro a puerta de los Spurs en toda la final. Pero en este deporte, el que la mete, gana. Y los de Ange Postecoglou aprovecharon su oportunidad para coronarse en Bilbao ante el Manchester United.
La victoria tiene varias lecturas. La más evidente es que el Tottenham vuelve a levantar un trofeo 17 años después de su última alegría: aquella Copa de la Liga en 2008 con Juande Ramos al mando. Pero además, confirma la “profecía” de su actual técnico. “Siempre gano algo en mi segunda temporada”, dijo el australiano. Dicho y hecho. Este título también pone fin a la sequía europea del club, que no ganaba un torneo continental desde 1984. Ya tocaba.
Mientras en Londres celebran, en Mánchester se llevan las manos a la cabeza. El United no sólo pierde una final más, sino que dice adiós a las competiciones europeas del año que viene. Su temporada ha sido para olvidar: decimosextos en la Premier, sin rumbo claro, y con una derrota en el día más importante. Ni siquiera su buen rendimiento en Europa League hasta la final (nueve victorias y cinco empates) sirvió para maquillar la decepción.
La acción más espectacular del duelo fue, sin duda, la salvada de Van de Ven en la segunda parte. Cuando todo apuntaba al empate, el defensa del Tottenham apareció sobre la línea con una acrobacia que evitó el gol cantado de Höjlund. Antes, Vicario había fallado en la salida, y el balón ya enfilaba la portería… hasta que el central holandés se inventó una especie de chilena defensiva de emergencia. Para colgar en un museo.
El partido no fue precisamente una oda al fútbol. Poca claridad, mucho respeto, escasa creatividad. Ambos equipos parecían más preocupados por no encajar que por atacar. Sólo Diallo, por parte del United, agitó un poco las cosas con su velocidad, pero sin llegar a concretar.
Fuera del césped, el ambiente fue tan intenso como dentro. Más de 55.000 aficionados de ambos equipos llenaron Bilbao en una jornada que, salvo incidentes menores (tres detenidos por peleas y daños), transcurrió sin grandes problemas. La fiesta, al menos para los hinchas del Tottenham, fue completa.
Y como nota final, imposible no pensar en Harry Kane. El ídolo que se fue sin ganar nada con los Spurs ahora levanta la Bundesliga con el Bayern, mientras su exequipo saborea un título europeo sin él. Las vueltas que da el fútbol.
Así que sí: el Tottenham cerró una temporada para el olvido con un trofeo para recordar. Y con pasaporte directo a la Champions. A veces, el fútbol no tiene lógica. Pero sí magia.
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