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Oklahoma quiere volver a reinar, Nueva York e Indiana sueñan con romper la maldición
Las Finales de Conferencia de la NBA 2025 ya están en marcha, y el ambiente huele a historia. Cuatro equipos siguen en pie y todos quieren lo mismo: un billete para las Finales. Lo que tenemos por delante no es solo baloncesto, es una guerra táctica, física y emocional por llegar al último escalón de la temporada.
En el Oeste, los Oklahoma City Thunder arrancaron con paso firme. Tras una serie agónica ante Denver, resuelta en siete partidos, los de Mark Daigneault han comenzado las Finales como un tiro. En el primer asalto ante los Minnesota Timberwolves, se impusieron con autoridad gracias a los 31 puntos de un desatado Shai Gilgeous-Alexander, que se ha puesto el cartel de estrella sin discusión. El canadiense lleva meses tirando del carro, pero ahora está en su versión más decisiva. Oklahoma, con un grupo joven pero muy compacto, quiere meterse en unas Finales que se les resisten desde la era Durant-Westbrook.
Por su parte, los Wolves de Anthony Edwards, que vienen de cargarse a Phoenix y dar más de un susto al Oeste durante la temporada, no bajan los brazos. Saben que esta puede ser su gran oportunidad para romper el techo. Pero claro, en frente tienen a un Shai imparable, a un Chet Holmgren que cada vez pesa más en la pintura, y a una defensa que asfixia cuando aprieta. El Game 1 fue solo el arranque, pero la batalla promete.
En el Este, la cita está en el Madison Square Garden, donde los New York Knicks reciben este miércoles a los Indiana Pacers en lo que se espera sea una serie de infarto. Dos equipos clásicos, con hambre de gloria y con cuentas pendientes con la historia. Los Knicks no pisan unas Finales desde 1999, los Pacers desde 2000. Demasiado tiempo para dos franquicias de tanto peso.
La narrativa de esta serie se escribe con dos nombres: Jalen Brunson vs. Tyrese Haliburton. Dos bases que lo están haciendo todo por sus equipos y que se han ganado el respeto de toda la liga. Brunson ha puesto a Nueva York a soñar con su carácter, su liderazgo y su facilidad para decidir partidos calientes. Haliburton, por su parte, es la cara del renacer de Indiana: visión, control del ritmo y una madurez impropia para su edad.
Pero más allá de las estrellas, esta serie enfrenta estilos muy distintos. Los Knicks son intensidad, defensa, físico y presión en media pista. Los Pacers apuestan por velocidad, dinamismo y tiros abiertos. El que logre imponer su ritmo tendrá mucho ganado. Y con el Garden rugiendo, se viene una atmósfera de las que marcan época.
Las dos finales están abiertas. Oklahoma ha pegado primero, pero Minnesota tiene artillería. Knicks y Pacers todavía no se han medido, pero ya hay tensión en el aire. Sea cual sea el resultado, lo que está claro es que esta recta final de playoffs nos va a regalar emociones fuertes, choques históricos y, posiblemente, nuevas leyendas.
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