Artículo completo
Marc Márquez se pasea en Brno y ya todos se preguntan: ¿cuándo cantará campeón?
Marc Márquez no corre, ejecuta. Lo suyo esta temporada es una sinfonía de dominio absoluto en MotoGP. En Brno volvió a subirse al escalón más alto del podio con esa naturalidad que solo tienen los elegidos. Y la pregunta ya no es si ganará el título este año, sino cuándo. La diferencia con el resto del pelotón es tan aplastante que hasta podría coronarse en Misano, en la mismísima casa de Valentino Rossi. Casi nada.
El piloto de Cervera lleva medio Mundial metido en el bolsillo. En República Checa firmó su octava victoria dominical del curso y su quinto doblete consecutivo entre carrera sprint y principal. Con su hermano Álex fuera por caída y Jorge Martín lejos del podio, Marc se dispara en la general con una ventaja de 120 puntos. Eso, traducido al idioma de los circuitos, son tres fines de semana de colchón. Si todo sigue así, podríamos ver la celebración definitiva en territorio enemigo.
Y eso que el propio Marc lo tiene claro: "La única forma de perder este Mundial es lesionándome", confesó sin rodeos tras la carrera. No es arrogancia, es realidad. Sabe que está por encima, tanto en pilotaje como en confianza. De hecho, cuando le preguntan por récords o cifras, pasa de largo. “Lo único que me importa es ganar el campeonato. Los récords vienen solos”, zanjó.
Los números, por si acaso, hablan por él. De las 24 carreras disputadas entre largas y sprints, ha ganado 19. Solo se le han escapado cinco: dos por caídas (Austin y Jerez), una por lluvia (Le Mans), y otras dos en Silverstone, donde su hermano Álex le robó la cartera el sábado y el domingo acabó tercero. Poco más que objetar a una temporada casi perfecta.
Lo de Brno fue una rutina: adelantó a Bezzecchi en la vuelta 8 y desde ahí, como quien pone el piloto automático, se fue directo al triunfo. “Era imposible seguirle”, admitió el propio Marco, resignado ante la apisonadora roja. Jorge Martín, aún renqueante, acabó séptimo, y Aprilia se llevó una buena alegría con el podio de su piloto.
Pero más allá del asfalto, Marc también ha cambiado por dentro. Tras años marcados por lesiones, operaciones y dudas, el mayor de los Márquez ha encontrado el equilibrio. Y eso se nota. “He aprendido a gestionar mejor mi cabeza. Antes lo hacía bien, pero ahora juego con la mente más que con el límite de la moto”, explicó. Incluso admite que las temporadas difíciles lo han hecho crecer como persona. “Quizá perdí tiempo como profesional, pero gané mucho a nivel personal”, reflexionó.
Sobre el escenario de su posible coronación, surgió el nombre de Misano. Un periodista italiano le tiró el anzuelo: ¿te gustaría ganar el Mundial en el patio trasero de Valentino Rossi? Marc, con una sonrisa pícara, esquivó el dardo diplomáticamente: “No creo que sea posible. Quedan muchas carreras y hay que ir con cuidado. Ya intenté ganar demasiado pronto en 2014 y acabé por los suelos en Misano y Aragón”.
Eso sí, la calculadora ya está encendida. El objetivo sigue siendo sumar el máximo cada fin de semana, pero con cabeza. Marc sabe que viene una recta final con muchas carreras seguidas y no quiere repetir errores del pasado. Por eso, insiste en que lo importante es mantener la concentración y no volverse loco.
Y por si alguien duda de su nivel de superstición o concentración, un detalle lo deja claro: en Alemania, durante la previa de su carrera número 200 en MotoGP, le ofrecieron una tarta para celebrarlo... y se negó a soplar las velas antes de haber corrido. “Primero compito, luego celebro”, dijo.
Comentarios
Enlaces relacionados
Menú principal
