Aunque el número de mujeres que estudian Derecho en las universidades supera desde hace décadas al de los hombres, la presencia femenina disminuye de forma drástica conforme se asciende en la jerarquía profesional. La llamada “tubería con fugas” (leaky pipeline) describe bien cómo, a pesar de un acceso masivo a la formación, persisten barreras invisibles que frenan el avance de las abogadas hacia puestos de prestigio, poder y decisión.
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La brecha de género en el derecho
1. Despachos de abogados
En los grandes bufetes, la presencia femenina entre los asociados junior es igual o superior a la de los hombres. Sin embargo, la brecha aparece cuando se trata de acceder a la categoría de socia. Estudios recientes muestran que menos del 25% de las socias de equity en España y América Latina son mujeres. Factores explicativos: modelos de carrera rígidos, falta de referentes femeninos y sesgos en la asignación de clientes de alto valor. Como consecuencia, muchas mujeres acaban abandonando o trasladándose a asesorías jurídicas internas con mayor conciliación.
2. La judicatura
La carrera judicial muestra una paradoja: más del 60% de los jueces de primera instancia son mujeres en países como España. Sin embargo, en las altas magistraturas la representación femenina cae a menos del 25%. Las razones: sistemas de promoción basados en redes masculinas, estereotipos sobre autoridad judicial y ausencia de medidas de conciliación en instancias superiores.
3. La universidad
En las facultades de Derecho hay muchas profesoras contratadas doctoras, pero menos del 30% de las cátedras están ocupadas por mujeres. Aunque publican y dirigen proyectos, el reconocimiento y los premios recaen mayoritariamente en hombres. Esto perpetúa la invisibilidad de las juristas y limita su influencia en la formación y la investigación.
4. Tribunales de última instancia
En tribunales constitucionales y supremos, la representación femenina es excepcional. En España, las mujeres han sido minoría en el Tribunal Constitucional, y en la Corte Internacional de Justicia de La Haya apenas había magistradas hasta hace poco. Esto implica que las grandes decisiones constitucionales se toman desde una perspectiva marcadamente masculina.
Conclusión
La brecha de género en el derecho no responde a falta de talento: las mujeres son mayoría en las aulas y producen investigación de alto nivel. El problema está en los mecanismos de promoción y reconocimiento. Para cerrarla hacen falta políticas de conciliación reales, cuotas de género en órganos de poder, visibilización de referentes y formación en sesgos.
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