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Inglaterra resiste, remonta y se mete en la final con el corazón en la mano
La selección femenina de Inglaterra vuelve a colarse en una final continental, y no lo ha hecho precisamente por la vía cómoda. Las actuales campeonas de Europa han vivido una Eurocopa 2025 al límite, aferrándose al torneo con uñas, dientes... y más de una dosis de drama. Si algo ha dejado claro este equipo dirigido por Sarina Wiegman es que sabe sufrir. Y mucho.
Todo comenzó con mal pie. Inglaterra debutó en el torneo con una derrota por 1-2 ante Francia, dejando muchas dudas. Pero a partir de ahí, las Lionesses se pusieron el mono de trabajo y activaron el modo apisonadora: 4-0 a Países Bajos y 6-1 a Gales. Ese empujón final en la fase de grupos les permitió acceder a los cuartos como segundas en el que era, sin duda, el grupo más complicado del campeonato.
Ya en eliminatorias, Inglaterra vivió su primera noche épica ante Suecia. Las nórdicas se pusieron 2-0 arriba y la cosa pintaba muy fea. Pero apareció el carácter, el coraje y un punto de suerte para equilibrar el marcador (2-2) y llevar el duelo a los penaltis. Allí, las inglesas fueron más efectivas y, sobre todo, más frías que sus rivales: 3-2 y billete a semis.
Y por si ese golpe de emoción no era suficiente, lo mejor estaba por llegar. En semifinales, Italia les puso contra las cuerdas durante casi todo el partido. Pero Inglaterra volvió a tirar de épica. Con el reloj marcando el minuto 96, Michelle Agyemang, una joven de solo 19 años, apareció para empatar y forzar la prórroga. Y cuando el partido parecía ir directo a los penaltis, Chloe Kelly, la eterna salvadora, cazó un balón en el 119' y desató la locura.
"Pasamos, sí. Tuvimos algo de suerte, no lo niego", reconocía Sarina Wiegman tras el partido, sabiendo perfectamente lo que ha costado llegar hasta esta final. No es nueva en esto: ya ganó la Eurocopa con Países Bajos en 2017 y con Inglaterra en 2022. Ahora busca el triplete.
Kelly, por su parte, ha sido clave en las dos últimas rondas: asistió ante Suecia y marcó el tanto decisivo ante Italia. "Este equipo no se rinde nunca. A veces nos complicamos la vida, pero siempre creemos", decía tras el pitido final. La delantera se ha convertido en símbolo de una selección que no brilla todo el tiempo, pero que nunca baja los brazos.
Y luego está Agyemang. La atacante del Arsenal ha pasado de ser casi una desconocida para el gran público a convertirse en la gran revelación del torneo. Dos goles en el tiempo de descuento que han cambiado por completo el destino de su selección. "Hace nada les recogía balones, ahora juego con ellas", decía entre lágrimas. La historia perfecta para cualquier guion de película.
Ahora, Inglaterra se prepara para el último capítulo de esta montaña rusa: la final en Basilea. Ahí, tendrán la oportunidad de defender el título conquistado en 2022 y reafirmar su reinado en Europa. Puede que no estén practicando el mejor fútbol del torneo, pero si hay algo que no les falta es fe, carácter y un talento joven que ya empieza a brillar.
Siete vidas, muchas emociones y una final por delante. Inglaterra, de nuevo, está donde quería estar. Y si algo ha demostrado este equipo, es que nunca hay que darlo por muerto.
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