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Boca deja escapar un triunfo que tenía en el bolsillo ante Benfica y complica su camino en el Mundial de Clubes
Lo que pintaba como una fiesta para Boca Juniors terminó convirtiéndose en una película de terror, escrita y dirigida por dos viejos conocidos de la casa: Ángel Di María y Nicolás Otamendi. El Xeneize ganaba cómodo 2-0 en su estreno en el Mundial de Clubes, pero el Benfica reaccionó a tiempo y le amargó la noche a los argentinos con una remontada agónica que dejó el partido en empate, y muchas dudas en el aire.
El equipo de Martínez había arrancado enchufado. En apenas 25 minutos, ya estaba arriba con goles de Miguel Merentiel y Rodrigo Battaglia, ambos aprovechando errores infantiles de la defensa portuguesa. Boca lucía sólido, controlando los ritmos y sin sufrir demasiado. Pero todo cambió con dos momentos clave que desarmaron por completo al conjunto sudamericano.
Primero, Ander Herrera se marchó lesionado antes del minuto 20, y aunque parecía algo menor, su presencia terminaría siendo decisiva… pero por otra razón. Justo al filo del descanso, el VAR sancionó penal sobre Otamendi tras una jugada dentro del área. Mientras Di María se preparaba para ejecutar, Herrera, ya en el banco, protestó airadamente la decisión y fue expulsado. Sí, expulsado sin estar en el campo. El caos estaba servido.
Di María, con la calma de un veterano curtido en mil batallas, cambió penal por gol y metió a Benfica en el partido justo antes de irse al vestuario. Gol psicológico total.
En la segunda parte, Boca intentó retomar el control. Benfica no mostraba demasiado fútbol, y Álvaro Carreras —el joven español en la órbita del Real Madrid— no lograba desbordar ni marcar la diferencia desde el lateral. Todo parecía bajo control, hasta que llegó otro baldazo de agua fría: Belotti, que había entrado en la segunda mitad, fue expulsado tras una revisión del VAR por una entrada dura sobre Costa. Roja directa y otro cambio de guion.
Con un hombre más, Benfica empezó a empujar con más corazón que juego. Y en el minuto 83, Otamendi volvió a aparecer: cabezazo implacable tras un córner y empate en el marcador. La defensa de Boca, que había sido protagonista en la primera parte por anticiparse, esta vez fue víctima por falta de reacción.
La debacle se completó cinco minutos después. Figal, desbordado por la tensión del momento, se tiró con todo sobre Florentino y el árbitro no dudó: roja directa. En cuestión de minutos, Boca había pasado de tener el partido en el bolsillo a quedarse con nueve jugadores y temblando por el resultado.
Al final, el 2-2 dejó sensaciones completamente opuestas. Benfica celebró como si hubiera ganado, mientras Boca se fue masticando bronca, sabiendo que se le escaparon dos puntos que podían ser clave en un grupo que aún tiene al Bayern —que ya le metió 10 al Auckland City— como rival directo.
Ahora, el Xeneize deberá jugarse la clasificación a octavos frente al equipo bávaro, con varias bajas por sanción y la presión de no fallar. Lo que parecía un inicio ideal se transformó en una pesadilla.
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