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Condenan a 11 años de prisión al exvicepresidente de la CFA Li Yuyi
El fútbol chino, una vez más, se ve sacudido por un escándalo de corrupción. Li Yuyi, exvicepresidente de la Asociación China de Fútbol (CFA), ha sido condenado a once años de prisión por aceptar sobornos durante su mandato. Un tribunal en Jingzhou, una ciudad ubicada en el centro de China, lo declaró culpable de recibir aproximadamente un millón de yuanes (unos 139.780 dólares o 126.700 euros) en dádivas, según informó la agencia oficial Xinhua.
El caso de Li Yuyi no es un incidente aislado en el mundo del fútbol chino. En los últimos años, el deporte más popular del planeta ha sido un terreno fértil para la corrupción en China, con varios altos funcionarios implicados en delitos similares. Entre los nombres más destacados se encuentran Liu Jun, expresidente de la Superliga China de Fútbol, y Li Tie, exseleccionador nacional y una de las figuras más icónicas del balompié en el país. Ambos han sido investigados y enfrentan graves acusaciones por prácticas corruptas.
El caso más impactante hasta la fecha es el de Chen Xuyuan, expresidente de la CFA entre 2019 y 2023. Chen fue condenado a cadena perpetua el pasado marzo tras ser hallado culpable de aceptar sobornos por más de 81 millones de yuanes (11,2 millones de dólares o 10,3 millones de euros) durante sus 13 años de carrera. Este tipo de sentencias, que han alcanzado la pena máxima en algunos casos, subraya la magnitud del problema y la determinación de las autoridades chinas para erradicar la corrupción en el deporte.
Desde que Xi Jinping asumió el cargo de secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) y presidente del país en 2012, ha lanzado una campaña anticorrupción que ha alcanzado a numerosos sectores, incluido el fútbol. Esta ofensiva contra la corrupción ha llevado a la detención y condena de altos funcionarios que, en algunos casos, habían estado operando con impunidad durante décadas.
El fútbol, como parte integral de la cultura y el orgullo nacional, no ha sido inmune a esta cruzada. La campaña de Xi Jinping ha buscado no solo castigar a los culpables, sino también limpiar la imagen del deporte en China, un país que aspira a convertirse en una potencia futbolística mundial.
En respuesta a los crecientes casos de corrupción, la CFA ha prometido aumentar la transparencia y la apertura en sus operaciones. Esta promesa, realizada el pasado mes de octubre, busca restaurar la confianza en la institución y en el fútbol chino en general, que ha sido gravemente dañado por estos escándalos.
Sin embargo, la tarea no será fácil. La corrupción en el fútbol chino ha echado raíces profundas, y los casos recientes indican que queda mucho por hacer para limpiar completamente el deporte en el país. La condena de Li Yuyi es un paso en la dirección correcta, pero también es un recordatorio de que el problema sigue siendo un desafío considerable para las autoridades chinas.
Mientras que la campaña anticorrupción avanza, el fútbol chino se enfrenta a un futuro incierto. Las recientes condenas podrían tener un efecto disuasorio en otros funcionarios y dirigentes deportivos, pero también podrían tener un impacto negativo en el desarrollo del deporte en el país. La pérdida de confianza del público, la posible retirada de patrocinadores y la inestabilidad institucional son algunos de los riesgos que el fútbol chino podría enfrentar en los próximos años.
En este contexto, el liderazgo de la CFA deberá ser decisivo y transparente para asegurar que las reformas prometidas no se queden solo en palabras. La necesidad de un cambio real y duradero es más urgente que nunca, y solo el tiempo dirá si la CFA y el fútbol chino pueden superar esta crisis y emerger más fuertes.
Conclusión
La condena de Li Yuyi marca otro capítulo en la historia de la corrupción en el fútbol chino, pero también podría ser el catalizador necesario para un cambio profundo en la gestión del deporte en el país.
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