El exfutbolista fue detenido antes de viajar a Sochi, una ciudad costera muy turística, donde tenía planeado vender la sustancia
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Alexéi Bugáev, de la Eurocopa a la cárcel: 9 años por vender sustancias prohibidas
El que fuera defensa de la selección rusa, Alexéi Bugáev, conocido por su participación en la Eurocopa de 2004, ha sido condenado a 9 años y medio de prisión tras intentar vender casi medio kilo de metilefedrina, una sustancia considerada dopante. El exjugador de 42 años se encontraba detenido desde noviembre del año pasado y, tras su juicio, un tribunal de la región de Krasnodar dictó la sentencia, según informaron fuentes judiciales a través de Telegram.
Bugáev, retirado del fútbol profesional en 2010, pudo haberse enfrentado a una condena mucho mayor, que rondaría los 20 años de cárcel, de no haber sido porque reconoció su culpabilidad durante el juicio. Esta admisión de los hechos permitió que la pena se redujera significativamente, aunque la condena sigue siendo considerable.
El exfutbolista fue detenido cuando las autoridades le encontraron la droga en su poder. Según se ha revelado, Bugáev planeaba viajar a la ciudad costera de Sochi, un popular destino turístico a orillas del mar Negro, para vender la sustancia.
Durante su arresto, Bugáev no se lo puso fácil a la policía. Admitió ante el tribunal que había ofrecido resistencia a los agentes en el momento en que trataban de esclarecer su implicación en el tráfico de drogas. A pesar de sus intentos por evitar que lo detuvieran, las pruebas fueron concluyentes.
Esta situación no es del todo inesperada para quienes lo conocían en su faceta como futbolista. Durante su carrera, el defensa ya tuvo varios incidentes relacionados con problemas de conducta, especialmente por su relación con el alcohol. Sus constantes deslices y dificultades disciplinarias terminaron afectando su desempeño en el campo, lo que precipitó su retiro a una edad temprana.
De promesa a polémica
Alexéi Bugáev debutó con la selección rusa en mayo de 2004 en un amistoso contra Austria, donde fue una pieza clave de la defensa. Esa misma temporada, participó en la Eurocopa de Portugal, donde llegó a disputar dos encuentros, enfrentándose tanto a los anfitriones como al equipo griego, que terminaría coronándose campeón del torneo.
Aunque su carrera como futbolista profesional empezó con bastante proyección, los problemas fuera del campo comenzaron a pesar cada vez más. Formado en las filas del Torpedo, también militó en equipos como el Tom, el Lokomotiv, el Khimki y el Krasnodar. Sin embargo, su trayectoria no alcanzó el nivel esperado, y a los 29 años decidió colgar las botas, una decisión que muchos atribuyen a su conducta problemática.
La historia de Bugáev es otra de esas que recuerda cómo, en ocasiones, el talento deportivo no es suficiente si los problemas personales no se manejan de la mejor manera. Su rápido ascenso en el fútbol ruso, que lo llevó a competir al más alto nivel, se vio empañado por sus constantes tropiezos. El exdefensa, que podría haber seguido jugando algunos años más, terminó viendo su carrera truncada por asuntos extradeportivos.
Ahora, Bugáev pasará casi una década tras las rejas, lo que marca un final amargo para alguien que, en su día, formó parte de la selección de su país en un gran torneo internacional. Esta condena, más allá de poner fin a su vida pública, sirve como recordatorio de cómo las decisiones personales pueden arruinar el futuro de alguien con grandes posibilidades.
Con apenas 29 años, Bugáev dejó el fútbol y, a partir de ahí, su vida fue cuesta abajo. Los que lo conocían en su entorno comentan que los problemas con el alcohol y su carácter impulsivo terminaron por alejarlo de los clubes donde militó. Aunque nunca fue una gran estrella internacional, su paso por la Eurocopa le dio un cierto renombre que, con el tiempo, se fue desmoronando.
El episodio de su detención y posterior condena refleja cómo un jugador que pudo haber alcanzado cotas más altas terminó protagonizando una de las historias más oscuras del fútbol ruso. Bugáev, que alguna vez defendió los colores de su país en el escenario europeo, ahora enfrenta su reto más difícil, esta vez fuera de las canchas.
Es probable que esta sea la última vez que oigamos hablar de él en el ámbito deportivo, pues su futuro parece estar marcado por los errores cometidos fuera del terreno de juego.
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