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Li Tie, de ídolo del fútbol chino a símbolo de la corrupción en el deporte nacional
El fútbol chino está atravesando una tormenta de escándalos sin precedentes, y el epicentro de la polémica tiene nombre propio: Li Tie. El exseleccionador nacional, considerado en su día una leyenda del balompié en el país asiático, ha sido condenado a 20 años de prisión por aceptar y pagar sobornos, una sentencia que sacude los cimientos de un deporte que China aspiraba a llevar a la élite mundial.
Un escándalo de proporciones históricas
La sentencia fue publicada por el Tribunal Popular Intermedio de Xianning, en la provincia de Hubei, marcando el que quizás sea el caso más emblemático de una oleada de investigaciones y condenas por corrupción en el fútbol chino. Li Tie no es un caso aislado. A lo largo de los últimos meses, varios altos cargos del deporte han caído en desgracia, incluyendo al expresidente de la Superliga China (CSL), Liu Jun, y al exsecretario general de la Asociación China de Fútbol (CFA), Liu Yi, quienes han recibido penas de prisión de 10 y 11 años respectivamente.
Estos casos destapan lo que parece ser un problema estructural en el fútbol chino, donde la corrupción ha campado a sus anchas. Incluso el Departamento de Gestión de Árbitros no ha salido indemne, con su exdirector Tan Hai sentenciado a seis años y medio de cárcel por aceptar sobornos.
Li Tie: de héroe nacional a villano
Li Tie, de 46 años, fue durante años un ícono del fútbol chino. Como jugador, destacó en el Liaoning y, posteriormente, hizo historia al formar parte de la selección que logró clasificar al único Mundial que China ha disputado, el de 2002. Su paso por el Everton en la Premier League le dio notoriedad internacional, aunque las lesiones limitaron su impacto en Inglaterra.
Sin embargo, su transición al banquillo no fue igual de gloriosa. Nombrado seleccionador en 2020, su mandato estuvo plagado de críticas tanto por su gestión táctica como por su actitud. Su renuencia a convocar a jugadores nacionalizados, como el brasileño Elkeson, y la incapacidad de clasificar al equipo para el Mundial de Catar 2022, marcaron su caída en desgracia. Finalmente, dimitió en diciembre de 2021, pero los problemas no terminaron ahí.
En noviembre de 2022, las autoridades chinas anunciaron una investigación contra él por "serias violaciones de la ley". Fue entonces cuando se destapó la magnitud de su implicación en un esquema de corrupción que ha dejado en evidencia a una de las figuras más influyentes del deporte en el país.
El impacto en el fútbol chino
La condena de Li Tie no es un hecho aislado, sino la punta del iceberg en un deporte que intenta lidiar con el peso de su pasado corrupto. En respuesta, la Asociación China de Fútbol ha prometido "mayor transparencia y apertura", aunque estas declaraciones llegan en un momento en que la confianza del público está por los suelos.
El escándalo también pone en jaque las ambiciones de China de convertirse en una potencia futbolística global. Mientras el país invierte millones en academias, estadios y ligas, estos casos de corrupción envían un mensaje contradictorio que podría perjudicar sus esfuerzos a largo plazo.
Un mensaje contundente de las autoridades
La dureza de la sentencia de Li Tie y de otros implicados parece responder a una estrategia clara del gobierno chino para marcar un precedente y demostrar que no habrá tolerancia para este tipo de prácticas. Sin embargo, el reto para el fútbol chino es mucho mayor. Más allá de las condenas, el deporte necesita un cambio estructural que no solo castigue los errores del pasado, sino que prevenga que vuelvan a suceder.
Por ahora, Li Tie, una figura que una vez inspiró a millones, se ha convertido en un recordatorio de lo lejos que puede caer una estrella cuando el poder y la ambición desmedida eclipsan el amor por el juego.
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