Tras las declaraciones del futbolista francés, Kylian Mbappé, en la previa de la pasada Eurocopa, donde afirmó estar en contra de los extremos y de las ideas que dividen, remarcando la necesidad de votar defendiendo los valores franceses, se reavivó el debate entorno a si los futbolistas profesionales deben hablar sobre este tipo de asuntos extradeportivos. En el presente artículo analizaremos si los clubes o las federaciones pueden prohibir a sus deportistas que se pronuncien sobre estas cuestiones y la importancia de respetar, plenamente, el derecho a la libertad de expresión.
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Caso Mbappé: ¿se puede prohibir a los futbolistas que opinen sobre política en actos organizados por su club?
El pasado 16 de junio, a escasas veinticuatro horas de que el combinado francés realizase su debut en la Eurocopa, el astro mundial Kylian Mbappé se pronunció sobre la importancia del proceso electoral que acontecería durante las próximas semanas en el país galo, tras la convocatoria de elecciones legislativas por parte de Emmanuel Macron como consecuencia de la arrolladora victoria de Marine Le Pen en las elecciones europeas.
«Pienso que estamos ante un momento crucial en la historia de nuestro país», comenzaba la intervención del parisino. «Hay que saber distinguir las cosas y tener sentido de prioridad, la Eurocopa es importante en nuestra carrera, pero somos ciudadanos y creo que no debemos estar desconectados del mundo que nos rodea y, aún menos, cuando concierne a nuestro país».
El francés aprovechó la rueda de prensa para dirigirse al pueblo francés y, especialmente, a los más jóvenes: «somos una generación que puede marcar la diferencia». Kylian se mostró preocupado ante la situación, afirmando que «podemos ver claramente que los extremos están a las puertas del poder y tenemos la oportunidad de elegir el futuro de nuestro país».
El ahora jugador del Real Madrid hizo un llamamiento a todos los jóvenes para que votasen defendiendo los valores franceses: «diversidad, tolerancia y respeto», para cerrar su intervención afirmando que «Kylian Mbappé está contra los extremos, contra las ideas que dividen».
Tras las declaraciones del francés, reavivó el debate en torno a si los futbolistas profesionales deben o no pronunciarse sobre asuntos extradeportivos. El guardameta de la selección española, Unai Simón, afirmó horas después que «Kylian es un jugador que tiene mucha repercusión en el mundo y en la sociedad, pero es un tema político y a veces tenemos la tendencia a opinar demasiado de ciertos temas cuando no se si deberíamos opinar», para concluir que «creo que de lo único que debería hablar es de temas deportivos y los temas políticos dejarlos a otras personas y otras entidades».
Por todos es conocido el total rechazo de FIFA y UEFA a mezclar el fútbol con temas políticos y su voluntad de mantener la religión y la política alejadas del deporte rey. La regla número cuatro de las Reglas de Juego de la International Football Association Board establece en su quinto apartado que «el equipamiento no deberá contener eslóganes, mensajes o imágenes de carácter político, religioso o personal», quedando terminantemente prohibido que los jugadores muestren cualquier tipo de mensaje de esta índole. La propia normativa de la FIFA prohíbe utilizar indumentarias que «incluyan eslóganes, declaraciones o imágenes políticas, religiosas o personales o que no cumplan íntegramente con las Reglas de Juego por cualquier motivo».
Ahora bien, un determinado club o una federación ¿podría prohibir expresamente a su jugador que opinase sobre política? La respuesta a la cuestión es clara y concisa: los futbolistas tienen el mismo derecho que cualquier ser humano a hablar y expresarse, estando respaldados en este sentido por la normativa internacional.
La libertad de expresión es un pilar esencial de la democracia y, nada ni nadie, puede arrebatar este derecho a un jugador puesto que, como es lógico, los clubes y las federaciones no están por encima de la normativa internacional.
En el ámbito europeo encontramos el Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, el cual establece en su artículo 10 que «toda persona tiene derecho a la libertad de expresión». El derecho consignado en el mencionado precepto «comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber injerencia de autoridades públicas y sin la consideración de fronteras».
Las únicas restricciones que podrán aplicarse a este derecho deben estar fundamentadas en «medidas necesarias, en una sociedad democrática, para la seguridad nacional, la integridad territorial o la seguridad pública, la defensa del orden y la prevención del delito, la protección de la salud o de la moral, la protección de la reputación o de los derechos ajenos, para impedir la divulgación de informaciones confidenciales o para garantizar la autoridad y la imparcialidad del poder judicial».
Por su parte, el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que: «Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión».
En los últimos años, el Tribunal Europeo de Derecho Humanos se ha pronunciado en múltiples ocasiones, sentenciando que se había producido una vulneración del artículo 10 del Convenio. Es conocido el caso de Sedat Doğan, directivo del Galatasaray, que criticó la decisión adoptada por la Federación Turca de Fútbol al sancionar a dos jugadores que portaban una camiseta en apoyo a Nelson Mandela, siendo sancionado disciplinariamente por ello. Sin embargo, el TEDH consideró que se había vulnerado su derecho a la libertad de expresión al no existir «una ponderación adecuada de los derechos e intereses en conflicto, no habiéndose demostrado que los hechos acontecidos hayan incitado o pudieran incitar a los aficionados a la comisión de actos de violencia».
En definitiva, las declaraciones de Kylian Mbappé están totalmente amparadas por el derecho a la libertad de expresión ostentado por el futbolista parisino, realizándose de forma totalmente respetuosa, sin que ningún club, federación u organismo nacional pueda impedir que el deportista se exprese con total libertad sobre una cuestión de índole político de rigurosa actualidad que, sin lugar a duda, marcaría el devenir de su nación.
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