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El éxito de un abogado se puede medir a través del feedback de sus clientes cuando ellos puedan comprender información compleja de forma sencilla 

Hay muchos puntos coincidentes entre trabajar como abogado y como desarrollador de software. 

Abordemos el tema desde la perspectiva de que la ley es código, y el código es ley. El concepto de "código es ley" (es decir, código con efecto de ley) fue introducido por primera vez por Lawrence Lassig a principios de 2000. Dieciséis años más tarde, la idea fue ampliada a "la ley es código" (es decir, la ley siendo definida como un código) por Primavera de Filippi y Samer Hassan.

En el desarrollo de programas informáticos, los desarrolladores de back-end son los que trabajan en el código que un usuario nunca ve. Se podría llamar también funcionalidad entre bastidores, que permite la existencia de una interfaz gráfica y fácil de usar. Si eres un desarrollador experimentado, puedes hacer ambas cosas.

Por analogía, la mayoría de los abogados se centran en el desarrollo del back-end de la ley. Sin embargo, una diferencia significativa es que no ha habido abogados de front-end que conviertan el código -conocido como jerga legal- a un modelo gráfico y fácil de usar. 

Imagine si usted tuviera que hablar fluidamente C++, Python o JavaScript para entender lo que está pasando en su smartphone o portátil. ¿Evitaría entonces usarlos tanto como pudiera? Bueno, tal vez no si es un desarrollador de back-end, pero por lo demás: sin duda sí.

Dicho ejemplo se intensifica intencionadamente, pero al mismo tiempo, es exactamente lo que ocurre con los encargados en documentación legal. Esto no sólo perjudica el derecho del usuario final a recibir información legal en un lenguaje comprensible, sino también para medir el éxito del trabajo de un abogado. Debido a la naturaleza actual de los documentos jurídicos, el éxito se mide con demasiada frecuencia sólo en la sala del tribunal.

Las investigaciones realizadas por Nicholas LePan ilustran el estado actual de nuestro campo. Estudió "Cuánto tiempo llevaría leer los términos y condiciones de los acuerdos de servicio de los servicios populares en línea". Los hallazgos fueron - menos inesperados - que el lector promedio necesitaría casi 250 horas para leer correctamente todos los contratos digitales que aceptan mientras usan los servicios en línea. 

LePan también señaló que, independientemente del tiempo empleado, los usuarios pueden seguir sintiendo que están perdiendo el tiempo, ya que no pueden cambiar, rechazar o incluso comprender los términos en cuestión. El estudio muestra que la duración y la dificultad de lectura de estos acuerdos los hace prácticamente inútiles para la persona promedio.

La buena noticia es que cualquier abogado puede influir en su trabajo. Por ejemplo, comience por entrevistar a los usuarios sobre qué tipo preferirían ver los documentales jurídicos. Traiga la voz del usuario en el proceso. Colabore con los diseñadores, haga su investigación de diseño, y haga el proceso tan iterativo como pueda. Cambia la forma de medir el éxito.

Al igual que los iconos de su teléfono móvil, también los abogados pueden diseñar interfaces comprensibles sobre información compleja.

El mundo necesita más abogados desarrolladores.

Aku Nikkola

Universidad de Helsinki, Facultad de Derecho

Diseñador legal junior en Dot.

Helsinki, Finlandia, a 27 de noviembre de 2020.