La clave de una carrera exitosa: No hagas lo que te gusta, haz lo que te gusta hacer para los demás
Hay una máxima que quizá hayas oído antes: "Haz lo que amas y no trabajarás ni un día en tu vida". -o algo parecido-. Supongo que esto significa que debería ser un profesional que come helados o que hace la siesta... En serio, he creído en este concepto durante la mayor parte de mi carrera, pero mi opinión está cambiando a medida que veo que los profesionales luchan con esta noción.
El ejercicio de la abogacía puede incluir la revisión de contratos, la declaración de un testigo, la negociación de un acuerdo y un sinfín de tareas más. Preguntas para ti:
- ¿Te gusta revisar contratos? ¿Cuántos ha hecho y se está haciendo un poco anticuado?
- ¿Te gusta negociar con otros abogados? ¿Te divierte o es una gran fuente de disgustos?
- ¿Te sientes muy emocionado cuando cierras una operación inmobiliaria? ¿O tienes diez más esperando?
Mi amigo John es chef. Le encanta preparar comida deliciosa y no podemos esperar a comerla. Dirige una cocina en Chicago y hace poco me confió que ha perdido la pasión por la cocina. Le pregunté por qué y me dijo que está preparando, cocinando y sirviendo el mismo menú y comidas día tras día. Le encanta cocinar, pero como está haciendo las mismas tareas mundanas todo el día, todos los días, se ha vuelto intolerable para él. Además, como no está de cara al cliente, no siente que se aprecie su talento. Para él, es un trabajo ridículo e incesante.
Así que volvamos al título de este artículo: "No hagas lo que amas, haz lo que amas hacer para los demás". Mi concepto es simple. Puede que disfrutes ejerciendo la abogacía, pero ¿el verdadero disfrute no está en cómo influye en la vida de tus clientes de forma positiva? Además, si no tienes tus propios clientes (haciendo el trabajo de otros abogados), ¿puedes disfrutar plenamente de tu carrera? Mi opinión para muchos abogados es que es un rotundo NO. Puede que seas más bien como mi amigo John, que trabaja en la parte de atrás del restaurante esforzándose por sacar la ternera a la parmesana por milésima vez.
Ejercer la abogacía puede ser tu verdadera vocación, pero la "tierra prometida" puede estar en la adquisición de tu propia base de clientes. No solo puedes hacer el trabajo que más te gusta, sino que puedes construir una relación con alguien a quien impactas directamente con tu talento. Aunque disfruto creando contenidos, facilitando mesas redondas y hablando con abogados sobre el desarrollo del negocio, lo que más disfruto es ver a mis clientes convertirse en asesinos del desarrollo del negocio. Formar parte de su viaje y trabajar como un verdadero socio es más gratificante que cualquier otra cosa que haya hecho en mi vida (aparte de ser marido y padre y, oh sí, de jugar al pádel, para aquellos que hayan leído mis artículos anteriores). Mis clientes comparten conmigo sus historias y luchas personales y desarrollamos juntos estrategias para superar esos retos.
¿Haces eso en tu carrera jurídica? Si es así, seguro que te sientes realizado y satisfecho. Tu amor por el Derecho puede estar en esas interacciones y experiencias de resolución de problemas con tus clientes.
Intenta ser contemplativo y piensa en lo que te motiva cada día. Si lo que te motiva es hacer un trabajo a cambio de un sueldo, quizá debas reconsiderar, no el dejar la profesión de abogado, sino tu papel dentro de ella. Mi experiencia personal y a través de mis clientes ha sido que desarrollar tu propia cartera de negocios es una gran parte de la solución. Piensa en quiénes son los abogados más felices y realizados que conoces. La mayoría se centra probablemente en el desarrollo del negocio y en trabajar con más clientes propios. Les encanta lo que hacen por los demás, no sólo las acciones de "hacer" el trabajo legal.
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