Tikanga Māori: versus a los códigos de la abogacía
En un mundo cada vez más interconectado, los abogados enfrentan desafíos que van más allá de las leyes locales: requieren un enfoque ético y cultural que trascienda fronteras. Pero ¿qué pueden aprender los abogados del resto del mundo de estos sistemas? Aquí exploramos cómo estos códigos pueden ser una brújula ética y profesional para la abogacía global.
Primero: La importancia de conectar la ética legal con los valores culturales
El tikanga, como sistema maorí de costumbres y valores, enseña que la práctica legal no es solo una cuestión de leyes, sino de relaciones humanas y respeto mutuo. Este enfoque puede inspirar a los abogados de cualquier país a considerar el contexto cultural y humano de los casos que manejan, promoviendo una justicia más inclusiva y sensible.
Segundo: La Justicia restaurativa: una herramienta para resolver conflictos
El tikanga enfatiza la resolución de conflictos de manera colectiva y restaurativa, donde el objetivo no es solo castigar, sino reparar relaciones y restablecer el equilibrio. Este enfoque ha sido adoptado en Nueva Zelanda en modelos como el “Marae Based Justice”, donde las comunidades juegan un papel central en la resolución de disputas.
Para los abogados de otras jurisdicciones, este modelo puede ser una inspiración para implementar métodos alternativos de resolución de conflictos, modificando en cierta manera la idea occidental de la mediación y la conciliación, centrándose más en la aplicación de principios de justicia restaurativa y la curación dentro del contexto social más cercano.
Tercero: Responsabilidad profesional: una ética de servicio
Lealtad, honradez, respeto a clientes, colegas y a la comunidad. Esto incluye evitar litigios innecesarios, informar con veracidad y mantener la independencia profesional.
Estos principios resuenan con los valores del tikanga, como el manaakitanga (hospitalidad y cuidado), que impulsa a los abogados a priorizar el bienestar de sus clientes y comunidades. Aplicar estos valores en otras jurisdicciones puede fortalecer la confianza entre los abogados y las personas a las que sirven.
Cuarto: Adaptación y flexibilidad: lecciones para un mundo globalizado
El tikanga es un sistema vivo, que evoluciona según las necesidades de la comunidad. Esto es un recordatorio para los abogados de que los códigos de conducta no deben ser estáticos. En un mundo legal globalizado, es vital que los profesionales sean capaces de adaptar sus prácticas éticas y culturales para trabajar con clientes de diferentes orígenes.
Quinto: La prevención como pilar ético
Tanto el tikanga como muchos de los Códigos Disciplinarios promueven la prevención de conflictos innecesarios, evitando litigios fraudulentos y priorizando soluciones alternativas. Este enfoque preventivo puede ser adoptado por abogados de todo el mundo para reducir la carga de los sistemas judiciales y ofrecer soluciones más rápidas y efectivas a sus clientes
¿Pero cuál es la diferencia entre los códigos disciplinarios comunes y el tikanga ?
El objetivo no es solo castigar, sino reparar relaciones y restablecer el equilibrio. Este enfoque, adoptado en Nueva Zelanda, no busca únicamente castigar el mal comportamiento, sino restaurar la armonía y el equilibrio dentro de la comunidad afectada. Por ejemplo, si un abogado maorí actúa de manera indebida, el tikanga podría requerir una disculpa pública o una acción que repare el daño causado, en lugar de imponer sanciones estrictamente legales.
Los Código Disciplinario del Abogado como el de Colombia o alguno de las naciones del sur de Europa son universales dentro de una jurisdicción y buscan establecer reglas claras y sanciones para el incumplimiento, por otro lado, el tikanga no es un código escrito ni una normativa rígida; es un sistema de valores, principios y prácticas que se adapta según las circunstancias. Tikanga está profundamente arraigado en la espiritualidad, la conexión con los ancestros y el respeto por la comunidad. Es más flexible y contextual que los códigos disciplinarios comunes
En conclusión, mientras los códigos disciplinarios comunes buscan establecer reglas claras y sanciones para garantizar el profesionalismo, el tikanga se enfoca en restaurar relaciones, respetar valores culturales y promover la armonía comunitaria. Ambos tienen su lugar en la abogacía, pero el tikanga nos recuerda que la justicia no siempre se trata de cumplir normas escritas, sino de actuar con humanidad, respeto y en conexión con quienes nos rodean.
En definitiva, el tikanga nos enseñan que la abogacía no es solo una profesión, sino una responsabilidad ética hacia la sociedad. Los abogados de cualquier país pueden aprender de estas tradiciones para construir una práctica más inclusiva, ética y centrada en las personas. En un mundo donde las fronteras legales se desdibujan, estas lecciones son más relevantes que nunca.
¿Estamos listos para transformar la justicia global desde la ética? La respuesta está en si seremos capaces de entender y adaptarnos a esta nueva filosofía
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Pero ¿qué pueden aprender los abogados del resto del mundo de estos sistemas ?
el objetivo no es solo castigar, sino reparar relaciones y restablecer el equilibrio. Este enfoque ha sido adoptado en Nueva Zelanda
El tikanga es un sistema vivo, que evoluciona según las necesidades de la comunidad.
En conclusión, mientras los códigos disciplinarios comunes buscan establecer reglas claras y sanciones para garantizar el profesionalismo, el tikanga se enfoca en restaurar relaciones, respetar valores culturales y promover la armonía comunitaria
¿Estamos listos para transformar la justicia global desde la ética?
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