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Consejos prácticos y un argumento a favor de la incorporación de la atención plena y la meditación en la práctica diaria del derecho, tanto para el individuo como para la profesión.

El ejercicio de la abogacía -ya sea de conformidad, transaccional o litigiosa- es especialmente estresante. Las exigencias de los socios y los compañeros, los clientes, los jueces y los abogados de la parte contraria son incesantes y hay pocas oportunidades para reajustarse, recuperarse o refrescarse en el transcurso de un día de trabajo típico.

Se ha prestado mucha atención a la noción de bienestar del abogado, como medio de abordar los factores de estrés de la profesión y de gestionar mejor los pensamientos y emociones difíciles que se derivan de esos factores de estrés. 

La atención plena y la meditación son componentes importantes del bienestar que pueden incorporarse fácilmente al flujo de la frenética jornada laboral de un profesional del Derecho, ya sea individualmente o como parte de una iniciativa más amplia de bienestar patrocinada por una empresa.

¿Qué es la atención plena?

Muchos debates sobre la atención plena y la meditación utilizan los dos términos indistintamente, pero en realidad son diferentes. La meditación es un entrenamiento mental (similar al ejercicio físico) y la atención plena es un estado mental particular que se facilita con la meditación. En términos básicos, la meditación es el medio para conseguir un fin, siendo el fin la atención plena.

¿Cuál es la mejor manera de entender o definir la atención plena? La definición acuñada por Jon Kabat-Zinn (un médico estadounidense que pasó un tiempo en el Lejano Oriente, y al que se le atribuye haber popularizado la atención plena en la sociedad occidental, así como el diseño del régimen de reducción del estrés basado en la atención plena ("MBSR", por sus siglas en inglés)) ha definido la atención plena como: Un estado de conciencia que surge al prestar atención, a propósito, en el momento presente, sin juzgar.

El tiempo pasado con un nieto de cuatro años ha llevado al autor a definir la atención plena de una manera menos formal: La atención plena es una cualidad natural que todos poseemos para relacionarnos con las personas, los lugares o las cosas con inmediatez y atención plena, sin significado o importancia personal, y sin ninguna noción preconcebida sobre las causas pasadas o los resultados futuros.

Jon Kabat-ZinnJon Kabat-Zinn / Fuente: Masterclass.com

¿Qué es la meditación?

¿Cuál es la mejor manera de entender la meditación? Los meditadores habituales dicen a veces: Es realmente muy simple, pero no es fácil. Jon Kabat-Zinn describió juguetonamente la meditación de la siguiente manera: "No podemos detener las olas, pero podemos aprender a surfear". Hay innumerables definiciones literales y alusiones figurativas (los lectores formularán sin duda su propia definición), pero a pesar de las diferentes tradiciones de meditación que se han desarrollado a lo largo de los siglos, casi todas las descripciones o definiciones reflejarán la importancia del silencio y la quietud.

Si uno estudia la práctica de la meditación, pronto aprenderá que es diferentes cosas, para diferentes personas. Diferentes tradiciones. Diferentes posturas (caminar, estar de pie, acostarse, sentarse o arrodillarse). Diferentes "anclajes" en los que el meditador puede apoyar su atención (táctil, olfativa, auditiva, visual o la siempre popular respiración). Ojos abiertos o cerrados, visión desviada hacia abajo, borrosa u oscurecida de otro modo: las opciones son personales. En última instancia, el objetivo es estar cómodo y minimizar las distracciones que pueden captar los cinco sentidos.

Las dos formas más populares de meditación son la meditación centrada en el silencio (normalmente centrada en el propio "ancla") y la meditación dirigida (casi siempre dirigida por un profesor, que sugiere pensamientos específicos o frases repetidas en silencio); una práctica puede intercambiarse con la otra, y la forma adoptada suele ser una cuestión de preferencia personal o de elección de la situación.

Dejando a un lado las decisiones prácticas, la meditación (especialmente la meditación enfocada en el silencio) no consiste en dejar la mente completamente en blanco. Se trata más bien de la práctica de la observación. Observar la mente cuando piensa en los pensamientos y observar el cuerpo cuando siente los sentimientos o las emociones. Con paciencia, curiosidad y práctica, la meditación nos puede entrenar para observar nuestros pensamientos y emociones, y dejar que pasen, sin que haya una palabra o acción reactiva. Esa es la esencia de la meditación y la habilidad que más nos puede beneficiar como abogados: entrenarnos para gestionar mejor los pensamientos y emociones difíciles que surgen tan a menudo en el curso de un día de trabajo normal.

El no juicio y el no apego son las piedras angulares de una práctica de meditación exitosa. Son cualidades que se ganan con esfuerzo, pero que son muy valiosas para el éxito de un profesional del derecho. Maximizan nuestra capacidad para evaluar los retos con claridad y sin prejuicios. Fomentan un asesoramiento desapasionado y bien razonado. Y nos permiten, como defensores de nuestros clientes, ser lo más eficaces posible.

El análisis de los matices va más allá del alcance de este artículo, pero los lectores que estén interesados en profundizar en los aspectos más delicados de la meditación deberían elegir un profesor, apuntarse a una clase adecuada y/o consultar con otros profesionales afines.

La educación es un componente necesario del bienestar del abogado

Al igual que las definiciones anteriores se ofrecen para proporcionar un contexto y fomentar una comprensión más amplia que pueda conducir a un mayor grado de comodidad o familiaridad, también es útil -si no necesaria- una sesión de información inicial para el éxito de una iniciativa de bienestar en el lugar de trabajo.

Los abogados, por naturaleza (y como resultado de su formación), suelen necesitar un contexto informativo antes de sentirse cómodos con una nueva idea o práctica. Negarles ese contexto supondría condenar una nueva iniciativa al fracaso seguro, y esa es una eventualidad que debe evitarse a toda costa, incluso a riesgo de confundir el bienestar del abogado con una nueva métrica informativa simplista.

La mayoría de la gente necesita creer que el bienestar es sustantivo y útil. Los abogados no son una excepción. Esto es especialmente cierto en el caso del mindfulness y la meditación, sobre los que existen muchas asociaciones falsas y desinformación. La condición física está ampliamente aceptada como un componente del bienestar. Por ejemplo, consideremos todos los bufetes de abogados (o los edificios que tienen bufetes de abogados como inquilinos) que han invertido en espacios ostentosos para hacer ejercicio y equipos relacionados.

¿Y qué hay de la aptitud mental/emocional? El aspecto mental de la clásica dicotomía mente/cuerpo es tan importante como el corporal, especialmente para los abogados. Y, sin embargo, la inversión en esa capacidad crítica es lamentablemente escasa, y se ve socavada por un escepticismo mal informado. Este artículo no es ni el momento ni el lugar para argumentar lo erróneo de esa desigualdad. Más bien, una vez planteada la cuestión, el autor volverá a la necesidad de la educación, como un componente necesario del bienestar de los abogados, y una herramienta para remediar la conveniente reticencia que plaga el avance de una preocupación singularmente importante.

La política institucional es un componente necesario del bienestar del abogado

La aceptación del bienestar de los abogados comienza en la cima. Así es como debería ser y, siendo realistas, como debe ser. Los líderes de la profesión deben promulgar, engatusar o motivar de alguna manera a los responsables políticos para que articulen normas que autoricen "oficialmente" a los profesionales a hacer por sí mismos lo que necesitan hacer (es decir, velar por su propio bienestar), para que a su vez puedan dar lo mejor de sí mismos a los demás.

Las horas (que son la métrica con la que la mayoría de los bufetes miden la contribución de cada uno) deben asignarse al cultivo del bienestar. Deben diseñarse y ponerse a disposición iniciativas patrocinadas por la empresa para fomentar el bienestar. Debe darse prioridad al desarrollo de una cultura que celebre el valor del bienestar. En la jerga moderna, los líderes deben "apropiarse" del bienestar.

La aceptación por parte de toda la profesión es un componente necesario del bienestar del abogado

¿Cuál es la mejor manera de promover la aceptación del bienestar del abogado en toda la profesión jurídica? 

En términos de amplitud e impacto inmediatos, los colegios de abogados nacionales, estatales y locales (muchos de los cuales ya han patrocinado eventos, seminarios y webinars sobre bienestar) podrían prestar su voz y apoyo, de diversas maneras. Del mismo modo, organizaciones nacionales como el Institute for Well-Being In Law ("IWIL") podrían continuar su trabajo (anteriormente, el National Task Force for Lawyer Well-Being) y otros promotores/organizaciones de terceros con estrechos vínculos comerciales con la profesión jurídica podrían ayudar.

Igual de importantes son los bufetes de abogados. Muchos (más de 200) ya han firmado el Compromiso de Bienestar apoyado por la American Bar Association, y los bufetes que aún no lo han hecho deberían considerar (o reconsiderar) hacerlo. Aparte de esta acción, los despachos de abogados también deberían considerar la posibilidad de añadir contenido sobre bienestar a sus respectivas páginas web, a medida que actualizan la información que se publica.

Por último, no hay que pasar por alto el poder de los abogados individuales para defender la causa del bienestar, con una mención positiva y una palabra de apoyo.

¿No son el mindfulness y la meditación actividades individuales?

Pueden serlo, pero cualquier afirmación tan amplia es claramente incorrecta.

En el espacio de trabajo, todo lo que hay que hacer es mantener una breve conversación con el asistente administrativo sobre las expectativas y el respeto a la privacidad, luego cerrar la puerta de la oficina (suponiendo que exista tal puerta), apagar la luz, pulsar el botón DND del teléfono, apagar el ordenador y otros dispositivos eléctricos, y luego adoptar la postura elegida, encontrar el "ancla" elegido y comenzar a observar en silencio la mente/cuerpo o repetir el pensamiento/frase elegido.

La meditación es un "tiempo para mí", durante el cual uno permanece en silencio y no se dedica a ningún tipo de actividad que imponga a sus compañeros de oficina. Francamente, lo que uno haga, piense o repita en silencio no es asunto de los demás; de hecho, es poco probable que nadie se dé cuenta o se preocupe.

En cuanto al tiempo, una sesión de meditación puede ser un ejercicio repetido que dure sólo unos minutos, o puede ser un asunto más largo, dependiendo del horario y la inclinación de cada uno. La hora del día, la duración de la sesión (o sesiones) y la forma de meditación son irrelevantes. La clave es dedicar tiempo a uno mismo, a la quietud y al silencio.

¿Se puede enseñar mindfulness y meditación, a un colectivo?

En una palabra, sí.

Pero cualquier iniciativa ofrecida por una empresa u otra institución, debe ser totalmente voluntaria. La decisión debe recaer claramente en el individuo, pero la meditación en grupo tiene enormes beneficios, si una empresa decide dedicar tiempo y espacio.

En primer lugar, la meditación en grupo con personas de ideas afines que comparten una práctica común, puede ser tanto afirmativa como edificante, ya que cultiva un vínculo que es verdaderamente único, en un entorno de trabajo.

En segundo lugar, y de forma algo contraintuitiva, la meditación en grupo es una experiencia compartida increíblemente inclusiva. ¿En qué otro lugar se encontraría un hombre de 60 años compartiendo espacio con una mujer de 30 años? ¿Con los ojos cerrados? ¿En completo silencio? ¿Y de qué otra manera podrían esas mismas dos personas tener algo que decirse, si se cruzan por casualidad en la cocina o en el pasillo?

La meditación en grupo es una maravillosa experiencia compartida que los miembros del grupo no pueden obtener a través de otras actividades o eventos patrocinados por la empresa. La colegialidad forzada, a pesar de su buena intención, no es del agrado de todos, como tampoco lo es la meditación en grupo. La cuestión es que estar solo, con otros, puede ser una experiencia poderosa y a la empresa le corresponde ofrecer esa oportunidad, como alternativa a otras oportunidades.

Tras haber dirigido varias sesiones de meditación en grupo, el autor recomienda encarecidamente que las sesiones de grupo sean voluntarias y confidenciales, limitadas a no más de 10 asistentes por sesión, y programadas regularmente en una oficina o sala de conferencias designada. La frecuencia debería depender de la inscripción y la respuesta de los asistentes.

Conclusión

Los abogados individuales (por no hablar de los clientes, los compañeros de trabajo, los jueces y los abogados de la parte contraria) merecen -necesitan- estar bien. Tanto en el cuerpo como en la mente. El modo de ponerlo en práctica es ciertamente una cuestión que debe ser debatida, pero el hecho de que sea cierto ya no es objeto de debate.

La salud física y mental/emocional es, en esencia, personal y, como tal, debe abordarse con respeto y sensibilidad. Pero las implicaciones sociales -el impacto sobre los demás- exigen que se eleve la conciencia de la salud y se la aborde. Es inevitable que surjan desafíos a la hora de encontrar un equilibrio adecuado entre la persona y el público, pero eso no significa que no deba comenzar el trabajo.

Que comience el debate. Que comiencen las iniciativas de bienestar en el lugar de trabajo. Pero, por supuesto, ¡empieza!